martes, 14 de junio de 2011

Mantener una relación

Todas las estructuras, sean máquinas, organismos o sistemas, precisan un mantenimiento. Una relación sentimental, como estructura particularmente compleja y maleable, requiere constantes reparaciones y medidas preventivas para que funcione correctamente :-) El equilibrio necesario para el buen funcionamiento de un ser vivo cambia de modo constante, por lo que precisa pequeños ajustes una y otra vez. Si combinamos a dos seres vivos tan evolucionados (a veces lo dudo) y complejos como las personas, el trabajo para mantener la estructura (la relación) se duplica. Ambos individuos tienen sus respectivas necesidades y deseos, y la relación en sí presenta un conjunto suplementario de requisitos.
Puede que sean necesarios cuidados de mantenimiento interno y externo. Aunque la mayor parte del trabajo se lleva a cabo por rutina, sin detenerse a pensar en ello, como el organismo regula la temperatura y la respiración, en un momento dado precisará una intervención externa como un suplemento vitamínico o una tanda de antibióticos. De igual modo,  nuestras relaciones también necesitan estimulantes externos para poder mantener un equilibrio.
Una relación bien mantenida es una suerte de dicha, es una fuente de poder. Casi todo el mundo se muestra de acuerdo en que desea una relación para ser feliz o sentirse realizado. Casi todo el mundo es mucho menos claro cuando se la pregunta qué es lo que va a aportar a esa relación. Este dilema lo complica todavía más lo que los economistas llaman ley de rendimiento decreciente (a mayor frecuencia de un suceso, menos valor se le atribuye). 
Lo más maravilloso de una relación es que el todo es mucho mayor que la suma de las partes. Ambos miembros encuentran apoyo para darse cuenta de su potencial como individuos así como del potencial del equipo que forman.
Si las cosas se agrian, el tremendo desgaste de energía que supone una relación deteriorada sin remedio también puede significar que el todo sea el menos que la suma de las partes.
Aunar recursos (como una cuenta de ahorro conjunta) hace que éstos adquieran un volumen óptimo, pero si una persona sólo ingresa dinero y la otra lo retira, los cheques pronto se quedarán sin fondos. De igual modo pasa en la pareja, si sólo un miembro se dedica a mantener la relación ante la indiferencia o pasividad del otro, al final se agotarán los fondos de la cuenta conjunta.

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